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11 de diciembre de 2018

Espectáculo musical: Atahualpa, Nennete, 110 aniversario

Será el 14 de diciembre a las 19.30. Habrá artistas invitados. La actividad cuenta con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la UNNOBA. La entrada es libre y gratuita.

El viernes 14 de diciembre a las 19.30 en el auditorio de la Sede Pergamino de la UNNOBA se realizará un recital folclórico que recorrerá una parte importante de las obras de Atahualpa Yupanqui, bajo el título: “Atahualpa/ Nennete. 110 aniversario”, en homenaje a un nuevo aniversario del nacimiento del poeta y de su esposa, Nannete (quien firmara bajo el seudónimo Pablo del Cerro). Con el auspicio de la UNNOBA, a través de la Secretaría de Cultura, del evento participarán los artistas locales Mónica Rodriguez, Bernardo Ramallo en canto, Arturo Zeballos en solos de guitarra; el Ballet Municipal dirigido por el profesor Pedro Marlo e invitados especiales. Atahualpa Yupanqui nació y paso sus primeros años en Pergamino. Pero poco se sabe de “Nenette”. Su verdadero nombre era Antonieta Paula Pepin Fitzpatrick y nació en la Isla de Saint Pierre et Miquelon (San Pedro y Miguelo) en la costa atlántica de Canadá. Por ser una colonia de Francia, Antonieta nació francesa. 
Su padre Emmanuel Víctor Pepin era francés y su madre Henriette Fitzpatrick, canadiense de origen irlandés. Durante la Primera Guerra la familia se trasladó a Francia. Al poco tiempo murió su madre y la niña fue enviada pupila a un colegio de la ciudad de Caen junto a su hermana mayor Jeanne Henriette (Juana Enriqueta). 
Ambas hermanas se destacaron en algunas artes durante el pupilato: Juana en dibujo y pintura. Antonieta en música y en particular el piano, instrumento por el cual sentiría una pasión que jamás la abandonaría.

Habiendo terminado sus estudios secundarios con las notas más brillantes, Juana se embarcó, tiempo después, junto a una compañía de danza rumbo a una gira en el año 1926, que la llevaría al llegar a Buenos Aires a conocer el que sería su primer marido y afincarse en nuestro país. 
Al terminar Antonieta sus estudios recibió junto a su padre la invitación de viajar a Argentina para instalarse también. 
Lo hicieron en 1928 y a partir de allí Antonieta se instaló en Villa Ballester con su padre. Prosiguió sus estudios de piano, ya avanzados, en el Conservatorio Nacional de Música recibiendo la formación musical de importante profesores de entonces. Pascual de Rogatis, Juan José Castro figuran entre aquellos maestros en composición y armonía. 
También compartió estudios con una mujer que luego sería conocida mundialmente por sus investigaciones en materia de folklore: Isabel Aretz. 
Antonieta inició una serie de presentaciones como concertista de piano por el país y, en una de ellas, en 1942 llegó a Tucumán, donde después de un concierto solicitó a los organizadores escuchar música folklórica de nuestro país. Allí fue dónde se conoció con Atahualpa Yupanqui, con quien mantuvo un vínculo amistoso y años después en 1946 empezaron a convivir. 
Antonieta dejó su carrera de pianista y se puso al servicio de la obra y el talento de su marido. En tiempo de las persecuciones a las que fue sometido Yupanqui, Nenette (así la llamaba la familia cariñosamente desde pequeña), se dedicó a su hijo Roberto, nacido en 1948, y a componer junto a Yupanqui. 
Antonieta eligió como seudónimo Pablo Del Cerro, por Pauline y por su lugar amado, Cerro Colorado
Nacieron así las melodías de Luna Tucumana, el Alazán, Indiecito Dormido, Chacarera de las Piedras, Agua Escondida, La del Campo y tantas otras que hoy son famosas en el mundo.

En 1961 regresó a su país durante unas vacaciones con su hijo Roberto. Luego, cuando Yupanqui empezó a viajar con frecuencia al exterior, lo acompañaba hasta Paris y allí lo aguardaba en un departamento pequeño que habían alquilado. Tuvo solo un hijo y tres nietos, Paula, Muriel y Emiliano.
Antonieta –Pablo del Cerro- , falleció en el año 1990 de un paro cardíaco en Buenos Aires y solicitó que sus cenizas, de ser posible, fueran echadas al mar, en el Atlántico Norte. 
Hoy su obra se considera como una de las obras del canto y de la música popular más importantes de la Argentina. A pesar de ser una de las compositoras más importante de nuestro país, jamás renunció a su nacionalidad francesa.

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