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17 de marzo de 2015

El CDC del Barrio Otero cumplió 44 años

En marzo del año 1971 el Municipio creó el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) “Padre Galli” en el Barrio Otero. Desde aquella fecha hasta la actualidad se han impulsado diferentes actividades y propuestas orientadas a los niños del barrio.

El nombre del Centro surge en honor al sacerdote Jorge Galli, promotor de un espacio de ayuda y contención destinado exclusivamente para los niños de la zona.
Ubicado en calle 101 al 1660, el CDC Padre Galli es un espacio socio-cultural de aprendizaje, construcción y participación ciudadana. Cuenta con una matrícula de 100 niños y jóvenes que diariamente concurren a la institución en contraturno con el jardín de infantes o escuelas de nivel primario y secundario.
Tal como sucede en los demás CDC de la ciudad y pueblos de Campaña, el trabajo cotidiano de educación no formal,  complementario de la escolaridad, se lleva a cabo por parte de un Diseño Curricular a partir de una Ordenanza Municipal del año 2012 para optimizar la propuesta de su servicio, implicando la flexibilidad necesaria para adaptarla a tiempo y realidad territorial.
Andrea De Lucca, directora del CDC; Rosa Correa, cocinera; y Otilio “Pipo” Pratt, vecino del Centro, brindaron detalles acerca de la historia del lugar y se refirieron al trabajo que actualmente se desarrolla en la institución.

Historia

Haciendo un repaso por el surgimiento del lugar, De Lucca señaló: “Cuentan los vecinos del barrio que esta historia comenzó en la época del Intendente Rossi donde el Padre Galli, que era el sacerdote del barrio, comenzó con la copa de leche, después siguió ayudando a los niños con las tareas escolares y luego con actividades para ellos. Esto lo hacía en la Iglesia Santa Teresita, antiguamente este barrio se llamaba así, Santa Teresita, en los planos figura así”.
“Después lo llamaron Pueblo Otero. En este predio solo estaba la Escuela, por aquel entonces no estaba ni el Jardín ni el Centro Comunitario, luego la intendencia donó los terrenos y con ayuda de los vecinos se comenzó a levantar el CDC. Es decir, el sacerdote Jorge Galli influyó mucho en toda esta historia”, agregó.
La primer directora del Centro fue Marta Solero, quien luego de varios años de trabajo fue reemplazada por Mariela Friguglietti. Luego continuó Rodolfo Cirulli, por un período breve de tiempo, y siguió Celia Cegovia, hasta hace algunos años atrás cuando Andrea De Lucca, luego de desempeñarse como maestra de la institución, pasó a ocupar el cargo de directora.

La actualidad del CDC

Al CDC Padre Galli concurren niños desde los 2 hasta los 14 años inclusive. Se trabaja acompañando y fortaleciendo a las familias desde la perspectiva de los derechos de las niñas, los niños y los jóvenes.
En relación a este punto, precisó: “Alrededor de 100 niños concurren diariamente al Centro. Les brindamos desayuno, almuerzo y merienda. Cada niño tiene sus respectivas actividades y realizan diferentes talleres, actividades escolares. Siempre buscamos actividades que a ellos les gusten y que se sientan cómodos”. Al tiempo que explicó que “el equipo de trabajo está conformado por 12personas, entre docentes, asistente social, personal de limpieza y cocina", y  agregó: “Tenemos el CAPS al lado, así que siempre estamos trabajando en conjunto, esto es muy bueno porque ante cualquier inquietud o duda los llamamos y siempre están presentes. En este momento estamos hermoseando el CDC, las maestras están pintando paredes internas y decorando el interior. Queremos darle una nueva cara al Centro”

Comunidad

En cuanto a la comunidad en la cual está inmerso el CDC, explicó: “Hay padres que fueron alumnos del Centro y hoy traen a sus hijos a esta institución. Nos cuentan que tienen muy buenos recuerdos del CDC y por eso decidieron que sus hijos también permanezcan en este lugar. Estamos dentro de una comunidad muy tranquila, los padres y los vecinos se acercan mucho al Centro. Siempre hemos tenido muy buena respuesta por parte de ellos”.

Testimonios

Rosa Correa es la cocinera del Centro desde hace 15 años. Emocionada y recordando viejas historias, aseguró que “es hermoso trabajar en el Centro. El barrio es hermoso y la gente es muy buena, siempre nos han acompañado en cada actividad que hemos hecho. Trato a los chicos como si fueran de mi familia. Es hermoso poder trabajar con ellos. Son muy buenos”.
Por último, Otilio “Pipo” Pratt, vecino del lugar, recordó: “Cuando se creó el Centro había muy pocas casas, recuerdo que era un lugar con muchas plantas, era verdaderamente como se lo llamaba, Pueblo Otero. Conocí al Padre Galli, recuerdo que él se la rebuscaba muy bien para poder conseguir la comida y la leche para los chicos, y yo siempre  aportaba trayendo huevos, porque los conseguía en mi trabajo. Yo iba mucho a ayudar, de manera totalmente desinteresada. Puedo decir que los chicos siempre comieron muy bien y estuvieron muy bien atendidos”.

 

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